Supongo que destino y suerte no van de la mano como un trébol roto por el tallo en días de invierno. Volando al ras del suelo jamás quise más que sacarme esto de dentro. Me encuentro en la última página del cuento buscando esas tres letras que dan fin al argumento. Nunca es bastante, a veces ni poniéndote en lo peor logras no decepcionarte. No siempre salieron bien los planes, caímos y costó algo más que un esfuerzo levantarse. El ego se está quedando escuálido porque el miedo a no conseguir lo que luchas, causa pánico. Adiós a los momentos mágicos, en mis exámenes de conciencia paso el teórico, no el práctico. Una cosa es cagarla, otra aceptarlo; entre quererlo y conseguirlo hay un camino muy largo... Tardamos demasiado en hacernos a la idea de que la vida es una ruleta rusa y llega tarde o temprano, pero nadie escapa a ella, solo queda aceptarlo y reír mientras se pueda. Pocos saben lo que cuesta fingir a veces y dar oportunidades a quien no las merece. Por esas sonrisas que duelen, por las cosas que no dijimos y nos dolerán por siempre. Porque cuesta respirar con el agua al cuello, disimular el daño cuando pierdes tus sueños. Mírame, volviéndole a dar la vuelta al mundo de nuevo. Lo fácil sería salir corriendo; lo difícil, aceptar que el enemigo tiene nuestro rostro. No va a volver como el tiempo que perdimos arreglando descosidos y rompiéndonos nosotros. Mi vida no es precisamente la polla pero me quedo con ella. Al menos es mía. Jamás tuve sangre fría, no supe joder al prójimo. Si ya me la jugaste dime que será lo próximo. No creo que la gente cambie, o no por mucho tiempo, y en el fondo creo que es lógico.
Pero en fin … ¿qué esperabas? Ni el karma nos da lo que perdimos, ni el tiempo fue tan justo como todos esperábamos. Voy a una lección por cada reto que no paso. Los sueños eran gratis, pero los fuimos gastando. No son mágicas las alas que te estas cosiendo. Guárdame el secreto por si un día vuelvo haciendo zetas por el camino incorrecto...
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